
Una noche casi en silencio, un callejón sin salida, una noche oscura en mi vida
se me nubló la vista en tinieblas, miraba a mi alrededor, todo era extraño; oía pero no escuchaba, no sabía qué era de mi. Pensé: estoy perdido; pero vino la solución.
Escuchaba voces conocidas, Otto, la doctora,
medio atenuada, todo era muy confuso; pasó viernes sábado y domingo y apareció la luz.
Hoy diez días después, gracias a Dios y al Hospital Dr. Carlos Luis Valverde Vega, salí de mi noche oscura y entré en la paz del Señor.
Gracias a todos los ángeles blancos que con su devoción ayudaron a que mi estadía fuera mejor y placentera, a los doctores (as), que de una forma u otra hicieron que mi salud mejorara cada día más hasta llegar a sentirme bien.
Gracias a los ángeles de celeste y rosado, limpiando el cuarto y portando la comida y siempre llevando una sonrisa de aliento en todo momento
Muchas gracias a todos y que Dios los bendiga siempre.
Lolito