Laura Herrera Guerrero, hija y madre adoptiva.
“Señor y señora progenitores de mi hijo: Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues, ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellas, viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer. Tú eres el arco del cual, tus hijos como flechas vivas son lanzados. (José Sarmiento) ”
Desearía de corazón que todos los padres tanto biológicos como adoptivos entendiéramos este hermoso poema que no refleja mejor nuestra misión de padres en esta tierra.
Desde mi perspectiva imagino las noches que pasarás pensando y tal vez llorando, haciéndote miles de preguntas que podrían quedar sin respuesta, pero esto no detiene la lluvia de dudas de tu corazón, algunas de ellas yo las compartiría contigo porque ahora que soy madre o padre gracias a tu acto también pienso en ti, imagino que deseas saber dónde está, con quién está, será feliz, necesitará algo, conocerá su historia, podré verlo(a), podrá perdonarme. Suponemos que la pérdida de su hijo(a) dejó un vació en su corazón, quizá fue su decisión, tal vez lo perdió por negligencia o inmadurez.
Debemos comprender que cada una de ellas tendrá su trasfondo familiar y social, es ahí donde cada adopción debe valorarse en forma individual para tratar de hacer más llevadero el sentido de abandono que tienen tatuado cada uno de los hijos adoptivos y si bien es cierto se dan situaciones más traumáticas unas de otras todos los casos bien manejados con verdadero amor y pidiendo sabiduría al Todopoderosos podrán ser superados y mejor aún el pasado de nuestros hijos no serán nubes negras y tormentosas sobre sus vidas sino que de éstas aprenderán lecciones de vida que los convertirán en seres capaces de perdonar y continuar confiando que Dios es quien escribe derecho en renglones torcidos.
Sería muy importante que los progenitores que han perdido la patria potestad de sus hijos llegaran a conocer lo que piensan asertivamente los padres adoptivos ya que este tema suele ser hasta un poco espinoso para ambas partes y quizás muy poco tratado; pero sería muy sano que por el bien del menor, los progenitores acepten su pérdida y los padres adoptivos canalizarán sus miedos con este respecto para que transmitan la seguridad que su hijo(a)necesita, así como la aceptación de que si bien perdieron estos menores a sus progenitores Dios en su sabiduría les preparó unos padres que los esperaban con ansias y los amarán sin limitaciones.
Retomando el mensaje que deberían de recibir los progenitores de nuestros hijos además de una infinita gratitud ya que nos dieron la gran posibilidad de experimentar la paternidad o maternidad, también es necesario que sepan que de nuestros labios nunca saldrá un comentario que hiera su memoria sino más bien enseñaremos a nuestros hijos a respetar, y admirar el acto que hizo que en un momento de la historia nuestra familia se reuniera e iniciara este nuevo camino juntos.
Tal vez para los que no han vivido una adopción es un poco difícil de entender pero en este proceso no debe haber juzgamientos más que los del juez de familia; debemos siempre transmitir con nuestra palabras y hechos la bendición, paz, felicidad, realización y gratitud que recibimos al conocer a nuestro hijo(a).