Es común escuchar hablar de los ambientalistas como personas que se oponen a proyectos y actividades que podrían dañar el medio ambiente, como ejemplo de ello actualmente tenemos las polémicas construcciones de varias carreteras como la trocha fronteriza y la ruta 27, así mismo la refinería. Entonces se dan confrontaciones sociales en las que los ambientalistas asumen un papel preponderante.
El sector al que llamamos ambientalista es verdaderamente importante para hacer consciencia de los efectos de las acciones humanas en su medio. Además, las acciones de este sector han logrado detener proyectos que de haberse realizado hubieran causado daños de gran impacto. Uno de los ejemplos más importantes que se están resolviendo actualmente es la aprobación de la siembra de maíz transgénico en Costa Rica. Sin duda alguna el papel de los ambientalistas, estemos o no de acuerdo con todo su actuar, es fundamental como un actor en estos temas. Mi reflexión, más allá de lo anterior, es sobre nuestro papel: el papel de todo ciudadano como ambientalista.
La protección del medio ambiente nos corresponde a todos, y ésta va mucho más allá de la respuesta ante amenazas. Cada uno de nosotros tiene una obligación inmediata y diaria con el medio en el que se desempeña. Esa obligación debe ser parte de nuestro diario vivir.
Pero, ¿cómo podemos ser ambientalistas desde nuestra rutina diaria? No le puedo decir que es fácil porque esto requiere de tomar consciencia de que nuestros actos pequeños son importantes para el mundo, de que cada uno de nosotros es parte de un gran todo. Para empezar ¿por qué no probamos lo siguiente?:
- Cambiemos las bombillas de luz amarilla de la casa por luces blancas.
- Evitemos regalar y usar juguetes que requieran el uso de baterías.
- Recojamos agua llovida para regar las plantas y limpiar el piso.
- No permitamos que el agua del lavatorio y la pila de lavar vaya directo al desagüe y luego al río más cercano.
- Caminemos un poco más, o conduzcamos un poco menos.
- Aprovechemos las horas de luz natural para disminuir el uso de luz artificial.
- Consumamos productos locales de origen conocido, preferiblemente mediante compra directa a los productores.
- Participemos apoyando a una organización ambiental en nuestra comunidad.
- Manifestemos nuestra opinión cuando consideremos que el medio ambiente está siendo amenazado.
- Hagamos conciencia en nuestro círculo de influencia acerca de la importancia de la protección del medio ambiente.
- Promovamos y apoyemos en nuestra empresa campañas ambientales.
Para que el mundo cambie tenemos que empezar cambiando nosotros primero. En lo personal me ha tocado participar en reuniones de ambientalistas en las que se manda a traer el almuerzo en recipientes de “estereofón”, se dejan los monitores de las computadoras y las luces encendidos y se mandan a traer bebidas gaseosas en envases de plástico. Elogio y admiro la labor de muchos ambientalistas, pero este concepto debe ir mucho más allá. Debe convertirse en una forma de vida. Nuestra verdadera casa es el planeta Tierra y sólo tenemos la opción de cuidarlo, protegerlo y mejorarlo-…Una de las formas de cuidar nuestro entorno es evitando que se dañe, pero la labor de una persona ambientalista debe buscar también mejorar las condiciones existentes. Si nos conformamos solamente con evitar más daños la situación no va a empeorar, pero no va a mejorar.