
Una de las grandes tareas que tenemos los seres humanos, es la formación de nuestros hijos y es que esta función está asignada por el mismo Dios, hoy día se percibe por todos lados que hemos fallado enormemente en la formación de nuestros hijos, la desintegración familiar , el creer o asumir que la educación está en las escuelas o terceras personas, ha sido el detonante de lo que estamos viviendo, hijos mal educados irrespetuosos e irresponsables son el resultado de esa mala formación que le hemos dado en nuestros hogares, esto complementado con una serie de leyes alcahuetas que en lugar de corregir , promueven el irrespeto de los infantes que astutamente se apoyan en ellas.
Lo primero que implica es educar a los hijos para Dios y tener una convicción sincera de que son de su propiedad y no nuestra.
La segunda implica en dedicarlos a Él seria y sinceramente.
En tercer lugar si educamos a nuestros hijos para Dios tenemos que hacer todo lo que hacemos por ellos basados en motivaciones correctas y por ultimo si hemos de educar a nuestros hijos para Dios tenemos que educarlos para su servicio.
Es lógico que a Dios no se le escapo ese detalle y nos lo dice en Efesios 6:4 “y vosotros, padres, no provoquéis a ira a nuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.
Tres palabras claves, disciplina, amonestación en el Señor y no en nuestras propias convicciones eh ahí la diferencia. Bendiciones.