Bien tempranito la neblina no dejaba ver mas allá de 10 metros al rededor, el olor a humedad y a café chorreado daban la sensación de estar en el puro corazón de esta hermosa tierra.
Las cuerdas de la guitarra de Juan Rivas empezaron a sonar y un jigüirro le hizo segunda sin dejar de picar papaya.
Las tortillas en el comal ya sonaban las palmas y el plato de gallopinto con huevo frito se sentía el rey de la mesa.
Pero eran los colochos de Luis Ruíz los que marcaban la pauta, al son de una copla que recordaba las bellezas de Nandayure.
Aquella mañana se vivió entre amigos, pinto café y guitarras, y todo apuntaba a que ese es “el pan nuestro de cada día” en Tierrasanta, un lugarcito metido en Alto Villegas, 50 metros al oeste de la escuela, un lugar donde el tico se siente más tico y el extraño se hermana.
Luis Ruiz, retahilero, coplero y folklorista de corazón “nos abrio” (literalmente porque efectivamente permanecen abiertas) las puertas de su hogar, que es punto de reunion de todo artista amante del folklor tico.
En esa casa de madera y piso de tierra nos sentimos mas bienvenidos que en propia casa y es que con el trinar de los pájaros, el humo de la cocina de leña y las notas de la guitarra uno se olvida de que existe el tiempo y la vida moderna, aqui los celulares son un estorbo.
En una mañana que se nos convirtió en apenas un instante Luis Ruiz nos hizo compartir un momento inolvidable junto a su esposa y compañera de tantos años Doña Yeudi , su nieta de rizos de oro y su buen amigo Juan Rivas un salvadoreño más tico que usté y yo juntos.
Entre coplas, retahilas, café chorreado, tortillas palmedas y la eterna sonrisa de Luis, nos entretuvimos hasta el punto de suspender la siguiente visita, porque en Tierrasanta asi es la cosa, el tiempo pasa de puntillas.
“El gusto por las coplas y retahilas me vino solo, pero si recuerdo cuando era chico escuchaba a Lencho Salazar, Carlos Granados, Rafaelita, de ahi me nació el gusto por las coplas y las ratahillas” nos contaba Luis entre risas.
“Me sali del centro de San Ramón y nos venimos a este lugarcito que hoy es un punto de encuentro de artistas…El años pasado ya hicimos aqui el Primer Festiva de la Silampa”agregó.
“Esto no es un restauran pero nos gusta que todo el que viene se sienta a gusto y que no se valla con la panza vacia, aqui todos llegan de traje osea con algo en las manos, ya sea que el pancito, la natilla o alguna otra cosa par compartir” nos comentó Luis.
Aqui cantamos, reímos, desayunamos y lamentablemente nos despedimos, con las ganas de volver pronto a compartir otro momento entre amigos en Tierrasanta.
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