Nos parece como si fuera ayer que recibimos esa tan esperada llamada, donde se nos informa que nuestro hijo(a) está en equis lugar, la alegría que nos embarga en ese momento es inexplicable y aunque nos hemos preparado, inicia la carrera final, la ilusión llega al tope y deseamos que no nos falte nada para que la llegada de nuestro hijo sea perfecta y él o ella se sientan perfectamente llenos a nuestro lado.
Transcurren los años, la niñez una etapa de descubrimiento y afianzamiento de ese amor que nos une como familia, son hermosos los recuerdos llenos de ingenuidad y sencillez que nuestros hijos nos obsequian día a día en esta etapa.
El tiempo no se detiene aunque muchas veces lo anhelemos, vamos viendo a nuestros hijos crecer y entran a su adolescencia, etapa a la cual se le ha dado características terroríficas que a veces nos llenan de miedo e inseguridad, como ya nuestros hijos(as) crecieron se enfrentan a situaciones y decisiones en las cuales podrán equivocarse de forma desastrosa porque de alguna forma creímos que los habíamos preparado para enfrentar al mundo.
¿Qué hacemos ahora? Recordamos que nuestros hijos son adoptados, enfrentamos a nuestra pareja porque nos faltó algo en la crianza de los hijos(as), buscamos más culpables?
La primer epata que enfrentaremos debe ser vivir un duelo personal porque es como si aquella persona que amabas tanto se fue y llegó otra que hizo cosas que la dañaron y dañaron a la familia, así que el llanto y el dolor nos acompañaran por un tiempo que no debe extenderse mucho y que dentro de esa etapa está el acompañamiento con el compañero(a) de vida y también los otros hijos si los hay, todos deben sacar su dolor.
La segunda etapa como dice un dicho popular “agarrar el toro por los cuernos”, no dejar que transcurra mucho tiempo después de enterarnos del problema ya que puede hacerse más grande todavía. Busquemos crear un ambiente tranquilo para comunicarnos donde nuestro hijo(a) no se sienta atacado(a) mejor aún mostrémosle ese amor sin límites que le prometimos dar cuando lo (a) conocimos, escuchemos con atención su historia, aceptemos nuestros errores sin disfrazarlos, comuniquemos nuestros sentimientos a nuestros hijos de forma sincera pero nunca hiriente, es posible que ellos arrastren una vergüenza muy grande por el error.
La tercera etapa, busquemos ayuda profesional para abordar la situación, a pesar que de la vergüenza del señalamiento porque nuestro hijo (a) falló y seguramente los comentarios sobrarán como desde lo mala paga que son los hijos hasta lo pésimos padres que fuimos, no importa enfrentar todos los comentarios del mundo, es hora de iniciar la lucha por nuestro(a) hijo(a), es aquí donde se quedan los valientes, donde nos sostenemos del Señor para llevar nuestro dolor y confiamos que el día de mañana será mejor.
Compañeros padres y madres de hijos tanto adoptivos la adopción si fue bien manejada desde la niñez no será un factor desencadenante, para las caídas que nuestros hijos tengan, algunas veces la estabilidad familiar no fue la mejor y otras veces la curiosidad de ellos aunada a un mal manejo de cualquier situación desequilibrante los llevó a tomar malas decisiones. Pero es ahí donde estamos nosotros para apoyarlos y salir juntos de la situación, lo mejor sea con sólo cicatrices no con heridas abiertas.
Laura Herrera Guerrero, hija y madre adoptiva. Asociación de Padres Adoptivos Hijos Nacidos del Corazón (asohijosnacidosdelcorazón@gmail.com). Para más información contáctenos en el Facebook: Hijos Nacidos del Corazón, teléfono 70173998, www.hijosdelcorazón.com. También tenemos para los hijos adoptivos un grupo llamado Brillemos Hijos del Corazón
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