
Karen Rojas
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SALUD |Las heridas emocionales se inician comúnmente en la infancia sin embargo pueden darse en cualquier momento de nuestras vidas. Es importante saber que estas pueden crearse con base en experiencias reales vividas o a la interpretación subjetiva de las situaciones.
Factores tales como la falta de madurez emocional y la dificultad para comprender las situaciones en su generalidad, facilitan la creación de conceptos distorsionados que nos marcan en la infancia. Asimismo, en otras etapas de la vida el no haber aprendido a ver con mayor objetividad las situaciones puede fomentar a la creación de más heridas.
“La personalidad narcisista tal como lo hemos conversado en otras ocasiones, por lo general proviene de familias, o de padres que son demasiado exigentes o emocionalmente inaccesibles, esto genera que la persona experimente sentimientos tales como una sensación de rechazo, de falta de amor, y vacío emocional”, expresó Yinneth Pérez Castro, licenciada en psicología.

Según Pérez, a partir de las vivencias reales tóxicas o bien de la interpretación distorsionada de la realidad, el narcisista creará pensamientos de injusticia, rechazo, humillación y traición, por parte de las personas cercanas. Lo que lo lleva a refugiarse en sí mismo, como un acto que le permita huir de estos sentimientos. Desarrollando mecanismos de defensa que le alejen de sentirse así y a modo de compensación buscar resaltar sus “partes brillantes”.
“Es así como distorsiona la manera como visualiza el amor y lo confunde con la necesidad de admiración; cayendo entonces en esa necesidad de aprobación y aprendiendo a mostrar solamente su lado brillante mientras oculta todo lo demás que podría haber en sí”, explicó la profesional en psicología.
Tomando en cuenta que las heridas están ligadas directamente a la interpretación subjetiva que brinda la persona a la realidad y se forman a través del dolor emocional que experimenta ante un evento determinado mencionaremos algunos casos, explicados por Yinneth Pérez experta en el tema, en los que se crean heridas como la de humillación e injusticia.
“Un padre o madre demasiado exigente podría recurrir a observar y hasta exagerar los errores que comete un niño, y el menor podría interpretar esto, como humillación”, comentó Yinneth.
“Padres con varios hijos y que quizás compren un lápiz a uno (porque lo necesita) y no se lo compren al otro (porque no lo necesita), podría interpretar esto como favoritismo y por ende como una traición e injusticia para con él o ella”, manifestó.
Es importante rescatar que en ocasiones si hay heridas que son causadas por la interpretación real de situaciones de rechazo, injusticia y humillación provocadas por personalidades tóxicas que en algunos casos son familiares o personas externas.
“Considero que de una u otra manera todos arrastramos heridas de todo tipo; en algún momento podríamos bien sea por realidad, o por interpretación, haber pasado por algún evento que nos haya causado heridas y nos hallan marcado”, expresó Pérez.
Debido al dolor que experimentamos con las heridas emocionales, en ocasiones desarrollamos mecanismos de defensa que nos permiten olvidar la sensación que tuvimos. Entre las conductas que evidencian las heridas que tenemos se encuentran la dificultad para confiar en otros, comportamientos impulsivos, sentimientos de vergüenza, miedo irracional a alguna situación, dificultad para establecer compromisos, exceso de rencor, entre otros.
“Podemos trabajar las heridas que hallamos sufrido, sin embargo, es importante tener en cuenta que la paciencia será nuestro mejor aliado, ya que, se abordarán situaciones que han quedado marcadas en nuestra memoria consciente e inconsciente”, externó la experta.
Además, indicó que es necesario aprender cuestionar la forma como observamos la realidad, para darle una interpretación más objetiva. Y con esto estar dispuestos a “tocar” nuestras heridas para poder limpiar y sanar.
“Bien sea para aceptar las “mentiras” que asumimos como realidad y que nos llevaron a adoptar una posición de dolor, victimización o desafío, y asumir una actitud de perdón, no solamente para con “el otro”, sino por sobre todo para con nosotros mismos”, señaló Pérez.
¿Hay casos de personas con trastorno narcisista que trabajan sus heridas de la infancia?
“Es difícil, no digo que no pueda suceder, pero la personalidad narcisista no quiere ver sus “errores”, no quiere ver su dolor, y esta actitud impide el trabajo de crecimiento a nivel emocional”, finalizó la profesional en psicología.
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