Continuando con el relato del mes anterior sobre las viejas costumbres de nuestro pueblo, les cuento que en aquel entonces la pobreza nos hacía crear cosas increíbles, como mi papá no me podía comprar un escúter, pero si podía hacer muchos, entonces así encontró la forma de hacer escúters de madera, les ponía ruedas más grandes, con madera más fuerte y muy bien terminados, mis hermanos y yo lijábamos las ruedas y las otras partes del escúter, también aprendimos a hacer carretillas, yugos, cabezas de mula, caballos de palo que en la punta se ponía la cabeza del caballo y se montaban y a correr a hacer mandados, montarse era poner la varilla entre las piernas y…. ¡listo Lolito para hacer mandados!.
También quiero contarles que casi todos los niños y niñas andábamos descalzos y los señores y señoras también andaban descalzas, los y las mayores de ponían zapatos en fiestas especiales como cuando se hacia la primera comunión cuando se casaban se ponías zapatos y la mujer y el hombre por esto la novia el día del matrimonio, por falta de costumbre cuando era las seis de la tarde ya quería ir a la cama, pues los zapatos le maltrataban los pies y a los nueve meses el efecto del dolor de pies y por esto las familias eran tan numerosas, eran muy corrientes familias de catorce o más, podemos notar que las familias a pesar de todo se vivía bien, los hijos eran muy obedientes, había una religiosidad muy marcada, la ignorancia hacia que los hogares fueran muy tranquilos, por esta forma de vida costo tanto a salir de esta ignorancia En esa época los niños de siete años o más creían que el niño Dios era el que traía los regalos y que la cigüeña traía a los chiquitos. Los papás contaban historias de brujas y duendes. La carreta sin bueyes, el padre sin cabeza, la llorona, todas estas historias nos atormentaban, pues ellos las contaban como si esto fuera realidad.
Decían que la ciencia había llegado a lo último porque en San Ramón nació un hombre sin cabeza y lo operaron, le pusieron un ayote como cabeza y llego a ser el presidente de Costa Rica. Hasta aquí el relato de este mes.
Mis queridos lectores que Dios les bendiga y les prospere.
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