Por: Fabiola Mora Palma
Roger Fernández Ruiz a sus 83 años recordó aquellos tiempos en los que el mercado de Palmares tenía piso de tierra, se vendían helados de sorbetera, y en el que inició un negocio de carnicería que suma ya 63 años de existencia.
Este palmareño cuando apenas era un adolecente se dedicó a trabajar en agricultura, arriar ganado y a jalar carne para el Mercado. Sin embargo, al llegar su segunda década de vida decidió empezar su propio negocio de carnicería.
A sus 20 años consiguió que le alquilaran un local en el mercado y gracias a un préstamo de ¢1200 que gestionó con el Banco Nacional, empezó a vender únicamente carne de cerdo.
“Con esa plata compraba 10 cerdos y me sobraba plata”, recordó Fernández.
Entre sus memorias del mercado, comentó que para la década de 1950 lo que había era piso de tierra, una plazoleta donde la gente vendía aguacates, chanchos, canastos, y donde los helados de sorbetera encantaban a más de uno.
Además comentó que en aquel tiempo las sodas se conocían como fondas, y al ser las 6:00 am (hora en que se abría el centro) las fondas ya tenían pinto, tamales, frito; lo que la gente gustará comer.
Fernández mencionó que para la administración de José María Figueres Ferrer (1953-1958) se mejoró el mercado, para esto sacaron a los comerciantes a la calle provisionalmente por un año, mientras construyeron lo que es hoy el mercado.
Luego de estas mejorar le destinaron el local, en que actualmente sigue trabajando y en el que el carnicero recordó aquellos viejos conocidos que como él tenían negocios en el mercado.
Entre estos, recordó a Lalo Monge, administrador del mercado en aquel entonces, quien “llegaba desde las 4:00 am a abrir”, según dijo.
A su vez, mencionó a Juan Rojas, quien empezó en el mercado con una venta de maíz, frijoles, luego hizo un almacén y surgió años después lo que es hoy el supermercado Compre bien.
Al día de hoy, Roger Fernández trabaja en su carnicería con su hijo Roger y un joven que los acompaña en la labor, por lo que afirmó orgulloso y entre risas, “Aquí el único sobreviviente soy yo”.
