Asociación DUO | Dame una oportunidad
Dra. María Esmeralda Torres Madrigal, Licenciada en psicología | occidenteduo@gmail.com
SALUD. La depresión es definida como un trastorno del estado de ánimo, que causa síntomas de angustia, esto afecta como se siente, piensa y coordina las actividades diarias como dormir, comer o trabajar.
Mientras que la ansiedad es entendida como un conjunto de síntomas que surgen ante situaciones ambiguas, prepara a la persona para estar en estado de alerta mediante reacciones cognitivas, fisiológicas o conductuales. La alerta podría ser real o no.
Ambos son trastornos afectivos porque precisamente afectan el estado de ánimo y con ello el funcionamiento social, familiar, educativo etc.
Podrían aparecer en cualquier rango etario o etapa de la vida. Si bien, este tipo de trastornos ha sido estudiado desde diversas disciplinas incluidas la psiquiatría y la psicología. No se ha logrado determinar una causa lineal ni única. Por el contrario, se han reconocido categorías que se detonan o se manifiestan debido a causas múltiples.
Algunas de esas causas son: el desequilibrios químicos , es decir, se da una faltante o excesiva producción de neuro trasmisores, hormonas, y demás químicos que regulan el funcionamiento del sistema humano. El componente hereditario; el cual se detona desde el momento mismo del nacimiento puesto que viene inscrito en nuestro ADN, por supuesto, se debe recalcar la importancia del ambiente y las enseñanzas que se trasmiten.
Por otra parte, se menciona también los eventos inesperados los cuales en ocasiones sobre pasan nuestros recursos de afrontamiento. Por ejemplo, la muerte de un ser querido, un accidente, el diagnóstico de una enfermedad etc. Además, también hay un tipo de trastorno inducido por el consumo de sustancias psicoactivas (drogas), esto debido a que se expone al organismo a sustancias que, necesariamente, generan cambios químicos que alteran el equilibrio en el sistema.
Existen manifestaciones o síntomas usuales en los trastornos afectivos, pero cabe resaltar que la aparición de uno de estos síntomas no dictamina un trastorno, ya que en ocasiones se presentan como alteraciones pasajeras y aisladas. De ahí la importancia de no hacer un auto diagnóstico más bien, se debe consultar a un profesional en la materia.
Habiendo hecho esta salvedad, se menciona algunos de dichas manifestaciones las cuales podrían presentarse en pensamientos, conductas, emociones, incluso en cambios fisiológicos.: sentimientos continuos de tristeza, esperanza e impotencia con aparente causa o no. Percepción sobredimensionada de sí mismo (a), culpa excesiva, sentimientos de no querer continuar viviendo, perdida de interés en actividades usuales que antes se disfrutaban, dificultad para sostener o mantener relaciones sociales, perturbaciones del sueño, cambios de apetito, irritabilidad, hipersensibilidad al fracaso o al rechazo, dificultad para concentrarse, molestias frecuentes como dolores de cabeza, de estómago, fatiga entre otros.
¿Cómo atender un trastorno del estado de ánimo?
Una vez que se detectan algunos de estos síntomas y existe la inquietud por la posibilidad de estar frente a un trastorno del estado de ánimo es elemental acudir a un profesional en la salud. Podríamos hablar de un o una profesional en el área de psiquiatría o de psicología.
Otro de los factores que juega un papel elemental en la atención y tratamiento de estos trastornos son las redes de apoyo: con ello se recalca el papel de la familia, los y las amigas, compañeros (as) de trabajo, de escuela, la comunidad etc.
Parte de la desvinculación con las redes de apoyo, en ocasiones está marcada por la desinformación. Es decir, existe un desconocimiento en las personas acerca de estos trastornos y cuando se da un diagnóstico aparecen los mitos, los estereotipos y las formas más crueles de señalamiento esto ocurre, precisamente, porque se desconoce la forma de ayudar, de entender y de incluir a la persona que enfrenta la situación.
Esto nos permite concluir que informarnos es la principal fuente de apoyo que podemos buscar, obtener y mediar ante un diagnóstico. Ligado a ello, otro elemento de importancia es la empatía, es decir, la capacidad de entender, comprender y ponerme en el lugar de la persona que vive y enfrenta la situación, esto no por la mera necesidad de encajar sino más bien para que exista una vinculación desde el respeto, la sensibilidad, el conocimiento, y la capacidad de entender las necesidades del otro (a).
De igual manera la prevención y promoción de la salud mental en todas las personas enfocando alternativas de resolución, resiliencia, información, estrategias que involucren a la comunidad, a la familia de manera que se vea como un espacio de ayuda recíproca, siempre constituirán alternativas de atención fundamentales.
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